ESTE TEXTO SÓLO ES UN COMIENZO ...

 

I  Explicación materialista de las contradicciones del concepto de la enfermedad

Si queremos resolver un problema, importa que conozcamos exactamente este problema. No es suficiente poder indicar este o aquel aspecto parcial sino lo que importa es que entendamos todos los momentos determinando el problema y cómo concurren. Sólo así es posible que el conocimiento del problema y la solución del problema formen una unidad inseparable. Si queremos entender por qué una piedra cae a tierra, no podemos contentarnos con la constatación de que también otros cuerpos caen a tierra, sino que tenemos que entender la esencia del fenómeno (de la caída), a saber la gravitación como la ley general de la materia bajo la determinación de la masa.

Lo mismo puede decirse de la enfermedad. Desde un principio nos dábamos cuenta de que es completamente insuficiente buscar causas corporales inequívocas, conforme al modelo de la medicina científica. Pero éramos conscientes muy pronto de que es insuficiente hablar simplemente de la causa social de la enfermedad, y que es una simplificación el echar la "culpa" de la enfermedad y del sufrimiento al capitalismo "malo" y nos dábamos cuenta de que es una aseveración abstracta e ineficaz cuando se dice simplemente que la sociedad está enferma.

Empíricamente sólo hemos partido de tres hechos:

  1. Existe una sociedad capitalista, existen el trabajo asalariado y el capital.

  2. Hay enfermedad y necesidades no satisfechas, es decir la necesidad real y el sufrimiento de cada uno.

  3. Existe la categoría de lo histórico, la categoría de la producción o – dicho más generalmente – existe la categoría del tiempo, del cambio [Veraenderung] y del devenir [Werden].

Dicho en una fórmula simple: En los años 1970/71 el SPK fue la más grande concreción posible de las contradicciones del concepto de la enfermedad llevado a la más grande generalización posible. Por lo general, en la dialéctica hay que ir a un nivel alto de la generalización teórica para poder resolver problemas concretos y al mismo tiempo esta generalización teórica es la condición y el resultado del trabajo práctico. Por tanto se trataba de entender los síntomas como fenómenos de la esencia enfermedad. *

* Si en este texto agitador se utilizan a menudo las palabras "dialéctica" y "dialéctico", esto tiene una función agitadora. Hay que entenderlas como un llamamiento al estudio intenso y con orientación práctica de la dialéctica hegeliana y de la economía política que se completan mutuamente, y a producir de este modo las condiciones en las cuales su aplicación continua a favor de las necesidades puede convertirse en realidad: ¡El reino de la dialéctica es la revolución permanente! Al mismo tiempo, el énfasis en la dialéctica y la denuncia de la ciencia dominante, que está infectada por el bacilo del positivismo, tienen la función de la crítica radical de esta ciencia y deben convertirse en el brote de su superación y abolición (= socialización).
Cuando somos preguntados continuamente por la necesidad del estudio de Hegel, entonces tenemos que llamar la atención sobre el hecho de que toda comprensión de Marx queda superficial a no ser que se haya entendido el método de la dialéctica, aplicado por Marx y desarrollado por Hegel. Es mucho más fácil aprender la dialéctica a través de la filosofía hegeliana que sacarla y deducirla de los textos de Marx. Los clásicos del marxismo se han referido continuamente a este hecho. Así Lukács escribe en El Joven Hegel sobre Engels: "Mientras (Engels) quería conducir en sus últimos años a los marxistas jóvenes al estudio de Hegel, siempre ha advertido que no deben pararse demasiado críticamente en las arbitrariedades de las construcciones hegelianas, sino fijarse en dónde y cómo Hegel ha desarrollado correctamente los verdaderos movimientos dialécticos. El primero será un trabajo fácil,... éste último un conocimiento importante para todos los marxistas". En ningún caso entonces uno puede darse por satisfecho de pasar por alto a Hegel como idealista, como lo hacen con frecuencia en numerosos grupos de la izquierda. El método más productivo consiste, según el ejemplo de los clásicos del marxismo, en leer a Marx con las gafas de Hegel y a Hegel con las gafas del marxismo. Marx escribe en La Sagrada Familia: "Pero luego muy a menudo Hegel llega a hacer, en el curso de su exposición especulativa, una exposición real que va al fondo mismo de las cosas. De este desarrollo real dentro del desarrollo especulativo resulta que el lector toma el desarrollo especulativo por la realidad y el desarrollo real por la especulación". En los grupos de trabajo científico del SPK hemos estudiado intensamente la dialéctica hegeliana y siempre con vistas a la práctica diaria, por ejemplo leyendo la Fenomenología del Espíritu, la manera de proceder era la siguiente: Después de la lectura colectiva de una sección de este libro (algún paciente leía en voz alta y los demás seguían con el mismo texto delante de sí) intentamos relacionar el contenido de esta sección con la situación actual de las necesidades del colectivo, al igual que con la situación de algún paciente determinado: Por ejemplo con problemas agudos en su lugar de trabajo o en su situación familiar actual. Esta práctica resultaba del hecho de que la mayor parte de los participantes en los grupos de trabajo no estaba acostumbrada a leer textos científicos y también del "desnivel cultural", condicionado socialmente, entre estudiantes y obreros. Se ha mostrado que después de superar las dificultades iniciales de articularse, precisamente los que según el esquema tradicional de clasificación se encontraban en la parte baja del "desnivel cultural", han producido las contribuciones más productivas y más progresivas, mientras que muchos estudiantes perdían a menudo el tiempo en tentativas interpretativas académicas y en el esfuerzo de presentar sus "conocimientos" de segunda mano. Exactamente este apego al consumo y a la autoridad podían ser trabajados y superados en los grupos de trabajo científico en relación con la agitación personal y grupal, y siempre con vistas a la práctica colectiva. Sobre todo la Fenomenología del Espíritu ofrece abundante material con respecto a eso en todas sus secciones (¡El Amo y el Esclavo!).
Al principio, solamente aquellos contenidos y secciones debían ser discutidos los cuales parecían totalmente incomprensibles. Esta exigencia resultaba de las necesidades concretas que se manifestaban repetidas veces en la agitación personal: Hemos leído un montón de Marx etc., pero no podemos aplicar la dialéctica, por consecuencia no comprendemos de Marx ni siquiera la mitad. – Leed entonces también a Hegel. – Hombre, Hegel es un idealista y no se le comprende en absoluto, – mucho peor: El Schopenhauer a quien solamente los positivistas podían infundir respeto, estaba convencido de que cada uno que cuente sólo con un poco de sentido común, se entontecería desesperadamente por el estudio intenso de la filosofía hegeliana. – Pues entonces, no nos puede pasar nada a nosotros –. Sí, parece que a Marx, Lenin y Mao la dialéctica no les fue perjudicial a la salud ... Por otra parte teníamos motivo suficiente para apostar por la fuerza creadora de lo negativo. ¿Por qué sino por ella? No podía ser de otra manera. En tercer lugar, en el peor caso habríamos tenido todavía la posibilidad de experimentar, con la ayuda del texto, nuestro fracaso individual como algo colectivamente comprensible y de romper así la barrera entre la productividad colectiva e individual.

¿Qué es esta esencia? Según Marx la historia de la humanidad es la historia de su alienación y de la abolición [Aufhebung] de esta alienación. Enfermedad no es ni parte ni sólo una forma de la alienación, sino es la alienación, pero en el sentido subjetivo, como necesidad vivida corporal y moralmente.

La enfermedad ha sido definida por nosotros como vida rota en sí misma, como vida contradictoria en sí misma. Esta definición de la enfermedad es el resultado de las investigaciones históricas que se han hecho en los grupos de trabajo del SPK por medio del materialismo dialéctico.

En las sociedades primitivas los hombres se ven enfrentados a las fuerzas naturales las cuales experimentan como poder prepotente y ciego. Para poder resistir a estos poderes, tienen que organizarse como organización social, pero esto quiere decir que las fuerzas naturales siguen en el interior de la organización social, en la forma de poder social. Ya desde Herder la antropología define al hombre como ser carencial [Maengelwesen]. La antropología moderna explica el comienzo de la historia de la humanidad con la desaparición de la protección garantizada por los instintos [Instinktsicherung] la cual es propia de los animales. Por consiguiente, esta desaparición de la protección por medio de los instintos define al hombre como el otro de la naturaleza [das Andere der Natur]. Para que haya realmente historia humana, hay que romper la vida como puramente natural y biológica.

En "Economía nacional y filosofía" Marx ha descrito encarecidamente la meta de la historia: "El comunismo, como superación positiva [positive Aufhebung] de la propiedad privada, como autoalienación humana y, por tanto, como real apropiación de la esencia humana por y para el hombre; por tanto, como el retorno total, consciente y logrado dentro de toda la riqueza del desarrollo anterior del hombre para sí como un hombre social, es decir, humano. Este comunismo es, como naturalismo acabado = humanismo y, como humanismo acabado = naturalismo; es la verdadera solución [Aufloesung] del conflicto [Widerstreit] entre el hombre y la naturaleza y del hombre contra el hombre, la verdadera solución de la pugna [Streit] entre la existencia y la esencia, entre la objetivación [Vergegenstaendlichung] y la afirmación de sí mismo [Selbstbestaetigung], entre la libertad y la necesidad [Notwendigkeit], entre el individuo y la especie. Es el secreto revelado de la historia y tiene la conciencia de ser esta solución." *

*Karl Marx, Oekonomisch-philosophische Manuskripte (Manuscritos Económico-Filosóficos), MEW-EB 1, pág. 536.

Es verdad que para el desarrollo de las fuerzas productivas y la dominación progresiva de la naturaleza se han conseguido todos los medios que permitirían garantizar a los hombres una vida sin miseria y sin opresión, pero las relaciones de producción anárquicas del capitalismo, mantenidas a la fuerza, impiden el desarrollo progresivo de los medios que mediante el desarrollo alto de las fuerzas de producción están preparados para la liberación del hombre de las coacciones de la naturaleza y de la sociedad.

En las sociedades capitalistas cada uno [der Einzelne] se ve opuesto a las fuerzas sociales que le parecen tan ciegas y naturales [naturwuechsig] como las fuerzas inmediatas naturales. Por eso hablamos en este escrito de las fuerzas naturales del capitalismo.

Con el desarrollo progresivo de las fuerzas productivas unido al mantenimiento de las relaciones capitalistas de producción, la sociedad capitalista se ve obligada progresivamente a producir valores no reproductivos cuya producción no es destinada para la reproducción, sino para la destrucción de la vida social.* (Por un lado los arsenales de armas y por otro lado el desgaste calculado de los artículos de consumo.) Un ejemplo simple puede ilustrar esto. Sabido es que la industria de coches es una de las industrias más poderosas. Para no poner en peligro sus ganancias, tiene que estar garantizada la venta constante. Para que no pare la demanda, una parte de la inteligencia técnica tiene que ser ocupada en la producción de productos con el desgaste más rápido posible (esto se llama después investigación básica). El Estado, como el representante de los intereses del capital colectivo, está forzado a construir carreteras (una crisis de venta de la industria de coches provocaría automáticamente una crisis también en las industrias del acero, eléctrica y del caucho). Esto tiene como consecuencia que las ciudades son destrozadas por arterias de tráfico, que surgen ciudades satélites desiertas, además tiene como consecuencia que ya no hay ningún recurso financiero para los intereses comunales urgentes (escuelas, hospitales, parvularios). La devastación de la vida social que resulta de ahí, tiene como consecuencia que las aglomeraciones urbanas se convierten en campos de inversiones para otras industrias. La industria de diversión llena este desierto con máquinas tragaperras, máquinas tocadiscos, clubs nocturnos etc. y produce así: Prostitución, delincuencia, bandas de gamberros y todas las formas de "descomposición" social ["Dissozialitaet"] la que los apologistas del sistema hacen pasar por una consecuencia de la industrialización y no del modo capitalista de producción. Así en la sociedad capitalista cada uno es objeto de una explotación doble, tanto en el sector de producción como en el sector de consumo. Se parece a aquel hombre en la fábula griega a quien los dioses otorgaron el deseo de que todo lo que tocara se volviera de oro y por consecuencia el hombre se murió de hambre y de sed. No sólo el trabajo, sino también las actividades de tiempo "libre", el golpe con la raqueta, el viaje con el coche, el echar una moneda en la máquina tocadiscos se vuelve oro para el capital.

* Una descripción concisa de este hecho se encuentra en Alfred Sohn-Rethel, Geistige und koerperliche Arbeit (Trabajo Mental y Corporal), capítulo Reproduktive und nicht-reproduktive Werte (Valores reproductivos y no reproductivos), Francfort 1971, pág. 144.

Las necesidades: Hemos partido del hecho de que todas las necesidades son necesidades producidas por el capitalismo. Quiere decir que todas las necesidades son fenómenos de la necesidad fundamental del capital la cual es la necesidad de plusvalía. "La producción produce entonces no sólo un objeto para el sujeto, sino también un sujeto para el objeto".* El capital es el sujeto de la historia y no son los hombres los soberanos de las fuerzas productivas. Pero la necesidad del capital de plusvalía está en contradicción con la necesidad de vida de cada uno. La unidad de esta contradicción es el síntoma que es una unidad inmediatamente perceptible para los sentidos.

* Karl Marx, Grundrisse der politischen Oekonomie (Fundamentos de la Crítica de la Economía Política), (EVA), pág. 14.

El síntoma es la unidad simple de la contradicción vida – muerte. Y el modo capitalista de producción siempre tiende a la destrucción de las fuerzas de trabajo. El concepto de esta contradicción son los síntomas clasificados como esquizofrenias y psicosis. El despliegue de las contradicciones de este concepto es la resistencia organizada y realizada por el SPK.

Hay que ver claramente que lo que se llama esquizofrenia y psicosis es el simple resultado de la contradicción, llevada hasta el extremo, entre violencia y vida pero formando una unidad tranquila. Cada actividad auténticamente humana es respondida con potenciales de violencia. Esta unidad tranquila de la contradicción entre violencia y vida que en "tiempos de paz" se manifiesta en cada "esquizofrénico" (y en todas las enfermedades) -y la sociedad burguesa sabe por qué impide el despliegue de esta contradicción con los muros de los manicomios, las camisas de fuerza, los psicofármacos, los electrochoques-, toma en el estado de excepción la forma de campos de exterminación. Por medio de las instituciones como los centros correccionales, las cárceles y los asilos psiquiátricos, el campo de exterminación es la realización más grande del concepto de la familia burguesa (flores en los patios de las cárceles y de los asilos psiquiátricos, y los geranios en las ventanas de las barracas de Auschwitz, y no hay director de cárcel y catedrático de psiquiatría que no declare en ocasiones "festivas": "¡Somos todos una gran familia!" ¿Y no han emitido en Navidades por los altavoces de los campos de exterminio también canciones piadosas?).

"Por otro lado Bruno Bettelheim nos informa en "Insurrección contra las masas" de una muchacha que en un momento de extrema perspicacia tomó conciencia de una de las situaciones de alienación más terribles de toda la historia humana y se liberó de ella. Esta muchacha formaba parte de un grupo de judíos que, desnudos, hacían cola delante de la cámara de gas. Un oficial de la SS que vigilaba se enteró de que ella había sido bailarina y le mandó bailar. Bailó y se acercó poco a poco a él. De repente le arrebató su revolver y le disparó. Su destino fue claro y también fue claro que no pudo hacer nada para cambiar la situación real, a saber la exterminación del grupo. Pero en un sentido muy personal arriesgó su vida expresando una posibilidad histórica que se perdió trágicamente en el proceso del exterminio masivo en los campos".*

* David Cooper, Psychiatrie und Antipsychiatrie (Psiquiatría y Antipsiquiatría), Francfort 1971, pág. 55.

Quien se ocupa seriamente de los síntomas, tiene que enfrentarse tanto con la violencia de la sociedad capitalista como con la organización de la contraviolencia. Las condiciones sociales se traducen totalmente en la estructura material del cuerpo [Materiatur des Koerpers] y en la representación consciente del cuerpo [Koerpervorstellung] = psique. Cada uno [der Einzelne] produce su cuerpo y su psique en el proceso de producción capitalista.* El síntoma es la manifestación de la esencia enfermedad como protesta e inhibición de la protesta. La meta de la agitación en el SPK era la utilización del momento progresivo de la enfermedad, de la protesta y su organización colectiva. En qué medida cada uno conseguía la utilización del momento progresivo de la enfermedad, dependía muchas veces de la situación económica y de la posición social de cada uno. Quien era privilegiado de modo que tenía la posibilidad de desahogarse por medio de la oferta capitalista de consumo (turismo, fiestas etc.) o a quien le permitía su posición social el mantenerse sano a costa de los demás, para éste la agitación terminaba con una "curación" en el sentido absolutamente burgués. Se contentaba con la desaparición de los síntomas más molestos utilizando el lado reaccionario de la enfermedad (inhibición de la protesta, es decir la inhibición como forma organizada de violencia contra los demás y con eso también contra sí mismo) y se retiraba espontáneamente del SPK, estaba "sano" y con eso objetivamente al lado del capitalismo:
"La clase poseedora y la clase proletaria presentan la misma autoalienación humana. Pero la primera clase se complace y se siente establecida dentro de esta autoalienación y sabe que la alienación constituye su propio poder y posee dentro de ella la apariencia de una existencia humana. La segunda se siente aniquilada dentro de la alienación, ve en ella su impotencia y la realidad de una existencia inhumana. Para utilizar una expresión de Hegel: Ella se encuentra en la depravación [Verworfenheit] en rebelión contra esta depravación, rebelión a la cual es empujada necesariamente por la contradicción entre su naturaleza humana y su situación, que es la negación franca, decidida y absoluta de esa naturaleza".
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* Si un obrero va hoy en día al médico y se queja de toda clase de síntomas (digamos de mareo, vahído, dolores de cabeza, náuseas etc.), entonces el médico hace todo para aislar los síntomas de su contexto histórico y biográfico. Toma la tensión y el pulso y al fin diagnostica una "distonía vegetativa" (un trastorno del sistema neurovegetativo); de las condiciones en el lugar de trabajo y en la familia se habla solamente de paso, son cosas de poca importancia para el médico. Tratamiento como trueque: los síntomas deben ser diagnosticados de modo que éstos corresponden, como demanda, a una oferta de la industria médico-técnica farmacéutica.

** Karl Marx, Die Heilige Familie (La Sagrada Familia), MEW 2.

La salud es un concepto completamente burgués. El capital en su totalidad fija una norma media de la explotación de la mercancía fuerza de trabajo. Por un lado la Sanidad tiene la tarea de aumentar esta norma y por otro lado de seleccionar las fuerzas de trabajo que no corresponden a la norma y de sustentarlas de forma más barata posible, o bien – como en el Tercer Reich, liquidarlas abiertamente o eliminarlas como actualmente en la eutanasia diferencial.* Estar sano quiere decir, por lo tanto, ser explotable.

* Eutanasia diferencial significa la exterminación masiva, metódica y sistemática de vida, que precisamente por la selección de las víctimas y de la velocidad programada de este proceso de exterminio, que es una selección sutil y difícilmente perceptible("científica"), merece el nombre de "eutanasia diferencial". Pacientes del SPK tenían la ocasión de experimentar la tentativa de aplicar esta forma de destrucción de vidas humanas en la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Heidelberg, sobre todo por los médicos v. Baeyer, Blankenburg y Oesterreich.

La práctica del SPK ha demostrado claramente cuales son los potenciales de violencia que están preparados y empleados contra la producción de necesidades no destructivas y contra la realización de la vida. Esta práctica ha demostrado que los derechos constitucionalmente garantizados – igualdad, integridad corporal, desarrollo libre de la personalidad – son fantasmas abstractos y que incluso el mero intento de su utilización es estigmatizado como crimen. El grado de la concreción de los derechos constitucionalmente garantizados no depende del juicio de un juez "independiente", sino del nivel de la contraviolencia que la clase explotada está en condiciones de oponer contra la violencia destructiva del capitalismo. Por eso el lema "Lucha contra la reducción de los derechos democráticos" es una frase hueca.

La burguesía no vacila en destruir millones de fuerzas de trabajo para garantizar sus ganancias si no fuera impedida por la violencia material de los afectados.

El derecho a la vida se realiza en la guerra popular. El poder debe emanar del pueblo.

Quien sienta escalofríos con respecto a la palabra guerra popular, tiene que darse cuenta de que todavía no tiene la menor idea de la violencia del sistema capitalista, de la lucha de clases teniendo lugar permanentemente desde arriba, de que mueren diez mil personas al año por "sui"cidio, de que cada día 15 personas pierden su vida en los así llamados accidentes laborales, de que al año tantos hombres son aniquilados por accidentes de tráfico como habitantes tiene la ciudad alemana de Offenbach.

"Hay siempre guerra en las ciudades" – Brecht.