¿Por qué rechazar frontalmente todo examen o reconocimiento médico?

El examen médico es como "examen" el pasar por alto lo fundamental, como arqué (arché) "médico", es el primer y último refugio de los arcaísmos relacionados con la dominación, en suma: trampa.

Rechazar consecuentemente el examen médico quiere solamente decir que éste -negación él mismo-, teniendo lugar no obstante ("cuarentena" etc.), es negado, es dirigido al buen camino de la negación de la negación. La negación de la negación es el salto hacia la nueva cualidad, un resultado progresivamente más concreto, a saber otra cosa y más que un examen (Untersuchung): a través de la sospecha, el desenmascaramiento y la proscripción de la medicina con todas sus puntas y ribetes como medios para proporcionar al aislamiento y a la cualidad tortura, institucionalizados originalmente por los médicos, la manifestación salvaje y más adecuada a la realidad -esto es lo que me importa. En de momento cuatro años el examen (Untersuchung) se convierte así en un examen verdadero y en segundo lugar en uno que es eminentemente médico: entre ellos ningún diagnóstico que esté a favor y no en contra de los médicos, en contra de la medicina en general concebido capitalistamente.

¿Cómo? Dicen sin embargo que el médico es sólo, quiere sólo, hace sólo... Por supuesto que también el piloto de un bombardero con el aparato de puntería es sólo el último mono (Schütze Arsch). Pero dicho esto se olvida solamente que su orden, a la que tiene que subordinarse incluso el piloto jefe (como el operador al anestesista), dirige la bomba por el camino más seguro y sin obstáculos en el blanco -o no en absoluto, si opone su veto para lo cual hay razones y no las peores. Yo no sabría indicar a ninguno que no hubiera colaborado en estos cuatro años, ninguno entre estos ocultos señores de la tortura, "colegas", "idealistas" alias tal y tal.

¿Quién se asombra de ello? No hace ni siquiera cuatro mil años que este gremio estaba muy satisfecho con cada malhechor que podía viviseccionar (Código de Hamurabi). Es así que el lado militar de la guerra imperialista está de forma creciente más dependiente de nada más que exactamente de la supermercancía fundamental medicina cuyo fracaso prepara y que continúa como política-con-otros-medios donde quiera que nada se oponga. Son por tanto los médicos los que despejan la zona de fuego, los que dirigen la bomba en el blanco dondequiera que haya mala hierba, con la intención de volver a encargarse de ella con cuidado después del tratamiento médico, después de la arcaización conseguida (compárese: bombardearles hacia la Edad de Piedra).

En el marco igualmente "poco llamativo" del aislamiento celular esto se manifiesta así:
Puesto que en la etapa del aislamiento celular ya no se puede dudar respecto a la extensión de la responsabilidad médica de su causa y origen, la iatrogenidad (= el médico es la causa) en el caso de la cuarentena (Bruchsal, enero-mayo 1974) es evidente y palmaria. En ello se ejecutaba la tortura mediante aislamiento durante tres meses como medida exclusivamente médica bajo el pretexto totalmente infundado de ser el sustituto de un examen médico -después de haber sido expuesto al régimen de tortura mediante dos años y medio y ninguna otra epidemia iba cundiendo entre tanto-, con lo cual el "señor colega" no se arredró ante la medida adicional y única de una desecación (Aushungerung) intelectual mediante la exclusión del "préstamo de lectura". También para la por ahora última etapa de la tortura por aislamiento (Ludwigsburg, comienzo: 15.5.75) -a la manera de un baño alterno ésta es, como es sabido, particularmente eficaz- había sin más ni más la carta blanca médica. Durante la tortura por aislamiento esta carta blanca era necesaria a lo sumo cuando el "castigo interno" = exclusión de todas las facilidades/"privilegios y del patio individual" se convirtió en seis semanas enteras de cámara de gas y de cámara encegadora durante 24 horas al día. La carta blanca se necesitaba porque después de a lo sumo dos semanas por parte de los médicos tiene que ser certificada de nuevo la para tal fin deseada buena salud, y al fracasar el examen médico la pregunta por la buena salud tendría que ser contestada negativamente, como ya tres años de aislamiento celular sin todos los demás extras, para la camarilla de los jueces-verdugos son suficientes para la destrucción total ¡porque cada año más de "prisión normal" de todos modos cuenta por lo menos el doble!

Un acto de terrorismo puro fue también la solicitud médica, que fracasó sólo por la denegación judicial para ejecutar baños individuales bajo la "aplicación de la fuerza directa" (Rastatt 1972).

Pero el carácter totalmente mentiroso del examen médico se manifiesta en la autopsia [una enseñanza canallesca (Lehrstück) durante la huelga de hambre en mayo/junio 1973 en Stammheim después de 49 días: "Dejadle palmar, luego abridle, a este guarro comunista", comentario de un sanitario, inmediatamente después de la visita médica fracasada (extra muros ante portas -literalmente: fuera de los muros, delante de la puerta, es decir: después de que creyeran que ya no se les oía)]. En su verdad el examen médico es vivisección (véase: Hamurabi).

Entre los resultados del análisis figuran finalmente aquellas actividades que partían explícitamente del cuerpo médico como corporación obligatoria en su conjunto. Se adelantó a la ejecutiva no sólo por años sino que ha demostrado además que está en todo momento en condiciones de elevarse como poder indiviso muy por encima de los bajos fondos de todas las mistificaciones respecto a la división de los poderes y tal: prohibición de la compra mediante la expropiación forzosa de las contribuciones forzosas para el Colegio Médico (verano 1971, Rastatt), pero a cambio ningún material de información de parte de esta corporación forzosa desde el primer día de prisión preventiva, y a cambio campañas instigadoras en las cuales el Colegio Médico lamentaba el no haber empleado tanques de combate contra los pacientes [p. ej. "Ärzteblatt" (Revista médica)].

¿¡Cuándo van a caer por fin las vendas de los ojos de aquéllos que dicen con derecho que detrás de las condiciones de prisión, cuando se trataba de palmar, está escondido un polizonte político-, pero quiénes fueron en todos los casos sus ejecutores y consejeros!?

UW Huber, 1975/76